lunes, 6 de mayo de 2013



Rompiendo las cadenas de la pobreza a través de la educación




















Wendy, 16, sueña con ser enfermera en Guatemala. El apadrinamiento en CFCA ha desempeñado un papel clave para que Wendy pueda ir a la escuela.

Wendy y sus tres hermanos viven con $4.50 al día, lo que gana su padre Elio como jornalero.
Wendy no da por hecho su educación.

"En Guatemala, la educación es un regalo precioso," dijo Wendy. "Quiero ir a la Universidad para ser enfermera, tener un buen trabajo, ayudar a mi familia y ayudar a otros a través de mi trabajo".

Sin embargo, estos sueños de educación superior, tienen un marcado contraste con la realidad de la familia.
Wendy sólo tiene 16 años pero ha asumido el papel de ser la "madre" para sus hermanos, su madre ya no vive con la familia. Wendy también ayuda a su padre de vez en cuando con el trabajo de campo para ganar ingresos extras.

"Cuido a mis hermanos, cocino, hago tortillas, limpio nuestra casa y lavo la ropa," dijo Wendy.

La pobreza es a menudo la razón principal que los niños en Guatemala no pueden ir a la escuela o se salen antes de que hayan terminado su educación. Dejan sus estudios para ayudar a su familia con necesidades básicas como alimentación, vestido y vivienda.

"Estos niños quieren tener una educación, pero carecen de la oportunidad," dijo Migdalia Pata, trabajadora social de Wendy en CFCA.

El trabajo infantil es visto como una necesidad porque el niño traerá algunos ingresos a la familia. No es raro ver a los niños llevar una pesada carga sobre sus espaldas, comer con residuos de pasta de zapato en las manos y la cara o vendiendo caramelos bajo condiciones climáticas adversas.

La pobreza ha obligado a estos niños a trabajar. Les ha negado el acceso a la educación. Y ha limitado sus oportunidades de convertirse en adultos productivos.

Niñas indígenas como Wendy enfrentan aún más desafíos. A menudo viven en zonas rurales, lo que hace difícil tener acceso a una escuela. Además, algunas familias guatemaltecas tienen más interés en que las niñas se preparen para el matrimonio en lugar de continuar su educación.

"Algunos padres no quieren enviar a sus hijas a la escuela porque creen que no es necesario", dijo Wendy. "Tienen la idea de que las niñas deben prepararse para el matrimonio y un marido y desarrollar habilidades para ser una buena madre y ama de casa".



















El apadrinamiento y la educación pueden ayudar a hacer una diferencia en las vidas de estos niños. El programa de Esperanza para una Familia de CFCA ha jugado un papel clave en la educación de Wendy.

"CFCA ha brindado los medios para ir a la escuela", dijo Wendy. "Es así de simple".

El apadrinamiento ha ayudado a Wendy con uniformes escolares, útiles escolares, libros y motivación para continuar su educación.

"Los padrinos están proporcionando los medios para que estos niños permanezcan en la escuela y tengan sueños", dijo Migdalia. "Estoy convencida de que la educación es la clave para romper las cadenas de la pobreza".


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