Rompiendo las
cadenas de la pobreza a través de la educación
Wendy, 16, sueña con ser
enfermera en Guatemala. El apadrinamiento en CFCA ha desempeñado un papel clave
para que Wendy pueda ir a la escuela.
Wendy y sus tres
hermanos viven con $4.50 al día, lo que gana su padre Elio como jornalero.
Wendy no da por
hecho su educación.
"En
Guatemala, la educación es un regalo precioso," dijo Wendy. "Quiero
ir a la Universidad para ser enfermera, tener un buen trabajo, ayudar a mi
familia y ayudar a otros a través de mi trabajo".
Sin embargo, estos
sueños de educación superior, tienen un marcado contraste con la realidad de la
familia.
Wendy sólo tiene 16
años pero ha asumido el papel de ser la "madre" para sus hermanos, su
madre ya no vive con la familia. Wendy también ayuda a su padre de vez en
cuando con el trabajo de campo para ganar ingresos extras.
"Cuido a mis
hermanos, cocino, hago tortillas, limpio nuestra casa y lavo la ropa,"
dijo Wendy.
La pobreza es a
menudo la razón principal que los niños en Guatemala no pueden ir a la escuela
o se salen antes de que hayan terminado su educación. Dejan sus estudios para
ayudar a su familia con necesidades básicas como alimentación, vestido y
vivienda.
"Estos niños
quieren tener una educación, pero carecen de la oportunidad," dijo
Migdalia Pata, trabajadora social de Wendy en CFCA.
El trabajo
infantil es visto como una necesidad porque el niño traerá algunos ingresos a
la familia. No es raro ver a los niños llevar una pesada carga sobre sus
espaldas, comer con residuos de pasta de zapato en las manos y la cara o
vendiendo caramelos bajo condiciones climáticas adversas.
La pobreza ha
obligado a estos niños a trabajar. Les ha negado el acceso a la educación. Y ha
limitado sus oportunidades de convertirse en adultos productivos.
Niñas indígenas
como Wendy enfrentan aún más desafíos. A menudo viven en zonas rurales, lo que
hace difícil tener acceso a una escuela. Además, algunas familias guatemaltecas
tienen más interés en que las niñas se preparen para el matrimonio en lugar de
continuar su educación.
"Algunos
padres no quieren enviar a sus hijas a la escuela porque creen que no es
necesario", dijo Wendy. "Tienen la idea de que las niñas deben prepararse para
el matrimonio y un marido y desarrollar habilidades para ser una buena madre y
ama de casa".
El apadrinamiento
y la educación pueden ayudar a hacer una diferencia en las vidas de estos niños.
El programa de Esperanza para una Familia de CFCA ha jugado un papel clave en
la educación de Wendy.
"CFCA ha
brindado los medios para ir a la escuela", dijo Wendy. "Es así de
simple".
El apadrinamiento ha ayudado a Wendy con uniformes escolares, útiles escolares, libros y
motivación para continuar su educación.
"Los
padrinos están proporcionando los medios para que estos niños permanezcan en la
escuela y tengan sueños", dijo Migdalia. "Estoy convencida de que la
educación es la clave para romper las cadenas de la pobreza".
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